Bien. N.S.N.C. había encontrado muchas cosas curiosas en el suelo. La mayoría, prosaicas. Generalmente, cosas que pierden las personas, unas monedas, una navaja, unas llaves…
*
También encontraba en el suelo cosas que estaban ahí, no por ser perdidas sino por ser tiradas o abandonadas.
*
Y más todavía, hay cosas que están en el suelo ya que pertenecen al mismo suelo, como nosotros ocasionalmente.
*
Esta vez le llamó la atención un extraño grumo. Se agachó a recogerlo. No supo identificarlo pero su aspecto era agradable.*
Tan pequeño como un grano de arroz. Blanquecino, de aspecto suave, tacto sedoso y tierno. No muy denso, elástico, algo dúctil.*
Lo envolvió en un ticket de supermercado, el único papel que tenía a mano (recordó que había comprado un poco de fruta por la mañana, cuando el sol ya templaba el aire)*
Ya en casa, lo depositó en una cucharita de plata, de esas pequeñitas que se tienen y no sirven para nada. Bueno, esta vez sí.*
Puso la cucharita, con el grumo, dentro de una vitrina, junto con otras cosas curiosas encontradas, regaladas o heredadas.
Cada día le dedicaba un cierto tiempo. Lo miraba y se sentía bien. Cada día se sentía mejor. Notaba como el grumo aumentaba de tamaño, no exteriormente, pero aumentaba.*
N.S.N.C. lo percibía. Allí, en la cucharita de plata, en la vitrina de cristal, el grumo se había hecho inmenso, no exactamente en tamaño. Eso era lo que N.S.N.C. notaba. En poco tiempo, ya había ocupado todo el salón, la cucharita dentro de la vitrina estaba en el salón.*
Sin embargo, aunque el grumo seguía allí, en su cucharita, ahora empezaba a extenderse por toda a casa.*
N.S.N.C. se sentía muy feliz y se preparaba para el gran evento que intuía.*
Llegó el día esperado. El grumo estaba, desde la cucharita, invadiéndolo. N.S.N.C. notó que le invadía. Comenzó a dejar de sentir esa sensación placentera. Ahora, él mismo era la sensación.*
Era la felicidad absoluta. Y moría ahogado en su propia felicidad.*
Mientras, en otro lugar, se estaba investigando acerca de la posibilidad de extraer la felicidad de aquellos que abandonaban este mundo en ese estado de gracia. Los investigadores creían qué, cuando culminaran sus investigaciones con éxito, concentrados de felicidad podrían ser incluidos en la lista de órganos susceptibles de ser donados. Ya suponían la alta demanda que habría de producirse.*
Sin embargo, y muy a su pesar, de momento no habían logrado avanzar nada en ese campo de investigaciones.
********
071123 el grumo
foto 071019 brócoli
071123 el grumo
foto 071019 brócoli
14 comentarios:
Ñoco amigo, ¡Qué foto!. Contraída con esos detalles, semeja la muerte por momentos, gritos en silencio de espectros como en los de la Divina Comedia. Visión fantasmagórica. Sin embargo el verde le da la vida.
El texto con el final que le das, para pensarlo siempre. Vuelvo siempre para ver y escucharlo... bien hecho.
Un abrazo.
Si yo tuviera la fantasía que tú demuestras, estaría escribiendo libros como una posesa.
Me gustó mucho el grumo de tu post, aunque no se si será como el mío, que también encontré por ahí tirado...describes perfectamente la sensación, pero no creo que por mucho que avance la ciencia, consigan extraer ese estado de felicidad de los órganos, ni siquiera donándolos hará efecto. Tienes que tener la suerte de encontrarte un grumo tirado, como si fuese un trébol de cuatro hojas. Un abrazo.
Impresionada estoy por el relato.
La felicidad no vive en lo que tenemos, sino en lo bueno que sabemos extraer de ello. Del grumo, por ejmeplo, una ilusión infinita y cegadora. Morir de felicidad (o al menos, feliz) es la mejor muerte.
Y ahora, hala, a investigar.
Besos cariñosos y admirados
Y qué buena instantáea de grumosidad: pensé que eran pequeños molusquillos o suciedad de los que se adhieren a las rocas o a las conchas de los mejillones...
Ya probaron algo parecido anteriormente con los sesos de Einstein. Pero no fueron capaces de diferenciarlo de un sesumen corriente.
Ñoco, investigaciones aparte, yo siento felicidad leyendo cosas como ésta.
La música acompañante está bien. Es una buena referencia. Dek texto nada que añadir a lo dicho anteriormente, ¡qué igual te lo crees!
La vida no se mide por las veces que respiras...
La vida son todas aquellas cosas que te dejan sin aliento...
Como tus grumos ...
Como el sentimiento...
Muy original tu relato y esa imagen inquietante conseguida de una verdura inofensiva es imaginación pura.
Mi grumo está compuesto por mucha fantasía y curiosidad, un poco de entusiasmo y unos pases de humor.
No sé dónde lo encontre, pero me invade, igual que al protagonista de tu relato, creo que ha ido creciendo con los años.
Besos, ñoco.
Porque no se puede buscar la felicidad lejos de nosotros mismos...
Un placer leer este post. :-)
Creo que la felicidad es un camino...La felicidad está en la búsqueda de ella más que en ella misma... eso creo yo. Porque si llegar hasta ella fuera fácil, no le daríamos el valor que tiene no?. Un beso.
Cuanto me ha gustado tu relato, amigo ñoco, creo que todos los que pasamos por tu entrañable blog, tenemos la suerte de haber encontrado tus lecturas.
Un beso con grumo
Hola, Ñoco.
interesante reflexión. me has recordado las flores del principio de LOS LADRONES DE CUERPOS, en la versión de de Kauffman.
Toma, te regalo una foto de una niña tocando el violín a un perro .
Lo que encontré lo guardo como 'oro en paño' cada día miro, espero y como N.S.N.C. el grumo me invade cada día un poco más. Esto debe ser la felicidad.
escribes cosas tan bonitas !!!
Todo tu blog es un tesoro.
Ps i As
Publicar un comentario